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lunes, 28 de septiembre de 2009

Una de cal, otra de arena

Empezemos por el primero de los dos libros, el que menos me ha gustado, por no decir que me ha supuestoun gran esfuerzo su lectura.
Se trata de "Un hombre que duerme" del autor francés Georges Perec. Un libro que es reflejo del movimiento o grupo literario francés de mediados de siglo XX llamado Oulipo.
Grupo que se caracterizó por el gusto por los juegos de palabras, la forma de los sustantivos, las frases cortas y, profusamente sustantivadas que, en mi modesta opinión, hacen que leas de una manera ahogada, rápida, que las frases sean una secuencia de sustantivos, adjetivos, enumeraciones... son estructuras cortas que, francamente, hacen que te sientas "fatigado".
Evidentemente, es una opinión personal y quizá os guste este tipo de litratura.



El segundo de los libros pertenece a Eudora Welty, "La hija del optimista". Novela premiada con el Pulitzer en 1973, se narra la historia de Laurel que vuelve a Mississippi para hacerse cargo de su padre durante su enfermedad y posterior muerte. El libro te hace sentir , en muchísimas ocasiones, rabia e impotencia ante la "dureza" de la viuda, las rancias costumbres de la América sureña más conservadora, la de las apariencias, y puedes llegar a pasarte toda la novela preguntándote porque Laurel actúa de esa manera, poque no da un puñetazo sobre la mesa y dice "aquí estoy yo". La verdad, te dan ganas de dar un par de tortazos a toda la familia Chisom.

Tiene detalles, conversaciones entre las damas de Mount Salus, momentos, paisajes imaginados que hacen recordar a "Tomates verdes fritos". (Mientras conversan, una de ellas teje una manta afgana. Estas mantas son una labor de costura muy común en el sur de Estados Unidos. Son pequeñas piezas tejidas de lana, generalmente cuadradas, que se unen a modo de patchwork. Algo muy similar a Tomates verdes fritos)

Te engancha desde el principio con una lectura muy amena. Totalmente recomendable

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