“Nunca soñé con cantar…siempre soñé con escribir”
Que os voy a contar yo de Joaquín Sabina que pueda ser objetivo si creo, y estoy seguro, es el mejor "contante" de historias que ha nacido en España. No solo cantante, sino contante de historias de la calle, poeta, narrador...
Obras de él y sobre él se han escrito una barbaridad y, cualquiera de ellas es digna de ser saboreada, de ser leída sin prisa, con tranquilidad.
Para mi gusto, destaca entre todos los escritos Ciento volando de catorce, un libro de sonetos del maestro para disfrutarlos, leerlos y releerlos una y otra vez.
Javier Menéndez Flores, al que podemos considerar como el biógrafo oficial de Joaquín, ha escrito dos libros claves para entender y conocer a Sabina, "Sabina en carne viva. Yo también se jugarme la boca" y "Perdonen la tristeza", el primero en formato entrevista recoje los pensamientos de Sabina sobre muchos aspectos de su vida, (las drogas, las putas, el marichalazo, sus letras,la política, los amores, la música). El segundo es una biografía que cualquier fan de Sabina debe tener entre sus libros favoritos.
Entre sus muchas anécdotas relata como la canción "pacto entre caballeros" tiene una parte verídica ya que por dos ocasiones le robaron y, en ambas, al darse cuenta de quién era, le devolvieron, entre abrazos, el abrigo y la cartera.
Pero una de las mejores anécdotas, o más frívola, se refiere a la canción “Ruido”, dedicada al padre de Cristina (una de las mujeres de Joaquín). Resumiendo, los padres de Cristina estaban separados y no se podían ni ver (había mucho ruido en esa relación). Cuando murió … “fuimos al entierro y entonces la familia estaba dividida, porque unos querían enterrarlo y otros, incinerarlo, y él no había dejado claro lo que quería. El caso es que se hizo ¡mitad y mitad!... y como no sabíamos que hacer con las cenizas, nos la llevamos Cristina y yo a mi casa de Madrid en una cajita… Resulta que el padre de Cristina había sido muy fan de las rancheras… así que algunas noches en las que volvíamos a casa sobre las seis de la mañana, yo, muy borracho, cogía una guitarra, ponía las cenizas de la mitad de mi suegro delante de mí y le cantaba Pero sigo siendo el rey emocionadamente…”
Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas,
el puré de reproches con sardinas,
las golondrinas muertas en la almohada.
Lo malo del después son los despojos
que embalsaman al humo de los sueños,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole sin dueño.
Lo más ingrato es encalar la casa,
remendar las virtudes veniales,
condenar a la hoquera los archivos.
Lo peor del amor es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales
no le quedan dos puntos suspensivos…
Este video es para deleitarse (!!virgen dios!! que letra), y sobretodo, para ti, VICKY